Es el porcentaje del Producto Nacional Bruto que cada país destina para la ayuda al desarrollo de los países empobrecidos fijado en el acuerdo de las Naciones Unidas de mayo de 1972.

Surge de los informes de la ONU acerca de la desigualdad cada vez más creciente entre los países ricos, especialmente Europa Occidental y EEUU, y los países menos desarrollados, con el fin de que esa brecha se reduzca lo más posible.

 

La propuesta de destinar un % del PNB de los países ricos como ayuda oficial al desarrollo de los países del Sur se remonta a finales de la década de los cuarenta y principios de los cincuenta, cuando varios informes de la ONU cuantificaron las necesidades de capital de los entonces llamados países en vías de desarrollo.

 

La primera formulación de un porcentaje concreto fue realizada en 1958 por el Consejo de las Iglesias que solicitó a los países ricos que destinaran el 1% de su renta nacional a la ayuda al desarrollo.

En el último tramo de los años 60 se inician movimientos de reivindicación en las naciones más poderosas y se decide dar el 1% de PNB en concepto de ayuda el desarrollo para erradicar la extrema pobreza en los países empobrecidos. Este 1% se desglosó en un 0’7% público y el resto el, un 0’3% a cargo de las empresas privadas.

 

En mayo de 1972, en el marco de una conferencia sobre el comercio y el desarrollo, las N.N.U.U. adoptaron en la resolución 61 el objetivo de destinar el 0,7 % del PNB de los paises mas industrializados a Ayuda Oficial al desarrollo para los paises empobrecidos del Sur.

 

Esta propuesta de destinar el 0,7% del PNB ha sido ratificada en posteriores Cumbres de Naciones Unidas como la de Río de 1992, y reafirmado permanentemente en España por todos los partidos políticos, no solo en ellas sino en acuerdo concretos y nacionales como el Pacto de Solidaridad firmado por Loyola de Palacios en el año 1995, ratificada en la Cumbre de Monterrey en el 2000, y en los Objetivos del Milenio para el 2015.